Como continuación de lo comentado la semana pasada vamos a tratar dos nuevos conceptos, en nuestro objetivo de hablar de «Economía a las claras».
PARTICIPACIONES PREFERENTES.
Hace unos meses se produjo el revuelo mediático de las llamadas participaciones preferentes. En aquel momento, a los neófitos en este tema, el término “participación preferente” podía parecer que conllevaba un aspecto positivo por ser eso, precisamente, preferente. Hoy en día se ha demostrado que se trata de un producto financiero complejo, que incluso es tratado en la Directiva Europea sobre mercados de instrumentos financieros (MIFID), obligando a los bancos a examinar a los clientes que quieran adquirir este producto, y si éste desconoce qué está contratando, la entidad tiene prohibido firmar el trato.
¿Qué son por tanto las participaciones preferentes que tantos problemas ocasionan? En un concepto sencillo las participaciones preferentes son emisiones de deuda que realizan bancos y cajas, pero aquí comienza su dificultad.
En primer lugar, se emiten o a un largo plazo de devolución, de aquí que muchas personas cuando hayan querido recuperar su dinero, han descubierto que han firmado hasta el año 2.100, dentro de casi 100 años, o son perpetuas, es decir, no tienen vencimiento y en este caso, el banco puede volver a comprarlo, cuando quiera, y por el dinero invertido.
En segundo lugar, se emiten sin una rentabilidad fija, ya que se paga según los resultados de la entidad, si hay beneficios se cobra, y suelen ofrecer a cambio altos intereses, pero si no hay beneficios, no se obtiene rentabilidad. Habitualmente se vendían por el alto interés que suponían, dejando en un segundo plano que su cobro se hacía depender directamente de los beneficios del banco o caja.
En tercer lugar, no son acciones ordinarias, porque no tienen derecho de voto, aunque eso sí, tienen prioridad de cobro sobre los accionistas.
En cuarto lugar, no están garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos, recordemos que este Fondo cubre hasta 100.000 € de los “depósitos en dinero y en valores u otros instrumentos financieros constituidos en las entidades de crédito”, por lo tanto si el Banco o Caja quiebra el dinero invertido se pierde.
Y por último, si se quieren vender hay que acudir a los llamados mercados secundarios, donde es probable, que no se recupere la inversión, e incluso que se pierda dinero.
Con este pequeño bosquejo, creo que todos entendemos algo mejor, que aunque son acciones, bonos o participaciones preferentes, su adquisición no es siempre ventajosa.
MENTORING
Para mejor entender este término vamos a explicar en primer lugar su origen. Es una palabra procedente de la mitología griega, en concreto procede de Méntor, el mejor amigo de Odiseo, protagonista de la Odisea de Homero. Cuando Odiseo se marcha a la guerra de Troya, encarga a su mejor amigo, Méntor, que cuide de los intereses de Ítaca y de la educación de su hijo Telémaco, que deberá sustituirle como rey. Méntor ejerce de padre, maestro, modelo, consejero, inspirador y estimulador de retos, y logra que Telémaco se convierta en un rey sabio, prudente y querido.
Aquí está el origen de Mentoring, entendiendo como tal el proceso por el cual una persona, el mentor, ofrece su experiencia, punto de vista, tiempo, esfuerzo y conocimiento para que otra persona, el mentorizado, saque provecho a esta relación, conozca nuevos enfoques, perspectiva, desarrolle sus habilidades, capacidades, mejore su forma de pensar y aprenda de los valores de su mentor.