Autor: Rafael Sancho, Director CEEI Talavera de la Reina-Toledo
El Método Just in Time (anglicismo que se traduce como Método Justo a tiempo), es conocido también como Método Toyota, porque es un método de dirección industrial desarrollado en Japón en la década de 1970.
El padre de este método de dirección es Taiichi Ohno, quien adoptó en las plantas industriales de Toyota. Quizás la mejor forma de entenderlo es trasladar la definición que se utiliza por parte de mucho autores y por la cual JIT es «producir los elementos que se necesitan, en las cantidades que se necesitan, en el momento en el que se necesitan», es decir, lo que se pretende con este método es eliminar al máximo el stock de fábricas, ya que se produce sobre pedidos reales y no sobre suposiciones, lo que aumenta la productividad, reduciendo el costo de gestión y las pérdidas en almacén.
Las principales metas que se buscan con el Just in Time son:
-Cero defectos: los empleados reciben la orden de eliminar el desperdicio, lo que está directamente enfrentado con el método tradicional de producción, donde el desperdicio es algo normal y por tanto producir con cero defectos es imposible.
-Cero inventarios: se pretende producir lo que se requiere exclusivamente, reducción al máximo e incluso reducir hasta lograr llegar a cero inventarios. En el método tradicional de producción, un exceso de inventario no sólo se considera normal, sino que es considerado un mal necesario.
Aunque su origen, tal y como hemos comentado, se encuentra en Japón, e inicialmente se habló de la dificultad de introducir este método en otros países, por estar muy vinculado a la sociedad japonesa donde la cultura del trabajo está por encima de la cultura del ocio, se logró implantar en Estados Unidos en la década de los 80, y se demostró su éxito. En el caso de España, también han existido algunos ejemplos de implantación del método Just in Time y se ha demostrado la viabilidad de incorporarlo en nuestro país.
Deflación
Se trata de la baja generalizada y prolongada, durante un período mínimo de dos semestres, según se define desde el Fondo Monetario Internacional, del nivel de precios de los bienes y servicios de un país. Sin embargo, no es un hecho muy frecuente. Durante el pasado siglo XX, la deflación fue un fenómeno casi extraordinario. Tan sólo se produce en la Gran Depresión de 1929 y luego en la década de los 90, cuando Japón sufrió una gran deflación.
El efecto principal de la deflación es la bajada de precios, y frente a ello nos encontramos con una subida del sueldo real de los trabajadores, y por tanto con un incremento de su capacidad de consumo. La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda, el sector empresarial se ve obligado a reducir los precios para poder vender la producción y no verse obligado a acumular stocks.
Frente a la deflación, se encuentra la inflación, entendiendo como tal la subida generalizada de precios.
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