jueves, 11 de noviembre de 2010

Mi empresa funciona favorablemente. Y ahora ¿qué?


Somos conscientes de la buena opción que nos ofrece la decisión de emprender un negocio propio. El post de hoy va enfocado hacia el punto de vista de una empresa consolidada, que ya pasó la fase de inicio de actividad empresarial y que aparentemente, por el momento, está satisfecha con su situación actual: obtiene beneficios positivos, cuenta con una clientela determinada, tiene una buena reputación en su provincia, etc.


Y ahora, ¿qué ha de hacer?
A continuación recopilamos 5 puntos que no hay que olvidar ni aún cuando la situación es favorable:


Renovar nuestra imagen corporativa. Antes de atender a nuestra imagen más novedosa (online), debemos tener clara nuestra imagen más directa para poder “refrescarla”, como es la que incide en las 4Ps tradicionales de nuestro marketing mix: nuestro producto, nuestra política de precios, nuestra comunicación (incluyendo, por supuesto, la incluida en página web, redes sociales, blog corporativo…) y nuestra distribución o emplazamiento. Siempre es positivo sorprender al cliente, sin sobrepasar unos límites, los cuales los debemos averiguar nosotros y estar muy pendientes de ellos, pues se actualizan con frecuencia.


Revisar nuestra página web. No nos referimos a cambios drásticos ni completamente extremos, simplemente algunas novedades en el diseño y la imagen que ofrecemos mediante nuestra web. Ten en cuenta que los clientes se aburren de observar siempre lo mismo, y no cuesta hacer pequeños cambios de imagen, siempre que no despiste a los usuarios.


Tener repercusión en redes sociales. Constituyen el boom del siglo XXI, herramientas a nuestro favor para acercarnos a un público que mediante métodos tradicionales nos implicaría en un aumento impactante de tiempo, coste y trabajo. Aún así, no basta con registrarse en varias redes, sino en significar un referente de apoyo a otros usuarios. En resumen, es preferible estar presente sólo en una red y tener un posicionamiento exitoso en ella, que estar presente en muchas y no aportar nada a nuestros posibles clientes o socios. Si descuidamos nuestra presencia en la web 2.0, sufriremos el efecto contrario al que queremos conseguir. Asimismo, podemos observar más fácilmente las carencias que observan en nuestros competidores sus respectivos clientes y ofrecer aquello que los demás no hacen, como puede ser promociones, regalos, eventos, etc. Una red social que refleja muy bien las opiniones de los clientes es Twitter. Lo que nunca aconsejaremos es involucrarse en una guerra de precios, que nunca llega a buen fin y perjudica al mercado a plazo medio.


No descuidar nuestros RRHH. Aunque la empresa funcione bien en principio con una determinada plantilla, si no mantenemos un contacto directo con ella, iremos deteriorando inevitablemente los valores que nos unían al comienzo. En cambio, si contagiamos un ambiente familiar, comprometido e igualitario, se beneficiará tanto a la empresa, como al directivo y a los trabajadores. Al mismo tiempo, se pueden mejorar los RRHH en tres líneas diferentes:
- Como hemos comentado, a través del mantenimiento de los valores que acabamos de mencionar.
- Formando a nuestros equipos para que adquieran nuevas capacidades y mejoren las que tienen.
- Dinamizar y refrescar la plantilla, pudiendo barajar opciones como la contratación durante algunos meses de técnicos, creativos o becarios.


Replantear nuestro plan de empresa. El plan de empresa es un documento que toda empresa elabora al comienzo de su actividad, pero que, por desgracia, muchas se olvidan de volverlo a realizar una vez pasan unos años y el negocio se consolida. Realizándolo de nuevo, nos daremos cuenta de las carencias y fortalezas que tenemos, así como nuevas oportunidades que antes no divisábamos o no estaban a nuestro alcance. Igualmente cabe la posibilidad de levantar la vista al frente y aumentar nuestros horizontes de actividad, divisando nuevos mercados en los que poder entrar.


Es imprescindible la revisión de estos cinco puntos (como mínimo) en el transcurso de los años de cualquier actividad empresarial. Para ello, mantendremos una mente abierta e innovadora, que esté dispuesta a realizar cambios y a experimentar en los esquemas de la organización, siempre con el fin último de mejorar nuestra situación empresarial.

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