El burro se dio cuenta de lo que pasaba y lloró horriblemente. Pero luego de unas cuantas paladas de tierra, para sorpresa de todos, se aquietó.
El campesino intrigado, miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... Con cada palada, el burro hacía algo increíble: se sacudía la tierra y la pisaba formando un piso cada vez más alto.
Muy pronto todos vieron admirados como el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando... y riendo.
MORALEJA
El emprendedor no espera que otro lo “empuje” a realizar sus metas, pues nadie las conoce mejor que el mismo. Cada uno de nuestros problemas es una oportunidad. Podemos salir de los hoyos más profundos si no nos damos por vencidos...
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